Uruguay : Es director de Frigorífico Pando (Ontilcor S.A.) y delegado de la Cámara de la Industria Frigorífica en la junta directiva del Instituto Nacional de Carnes (INAC). En entrevista con El País, sostuvo que “hoy si hay una herramienta o una fortaleza del complejo cárnico uruguayo ha sido la trazabilidad. Es un error importante y lamentable, que se crea muchas veces que la trazabilidad no está valorizando nuestro producto. No hay dudas que está valorizando nuestro producto”. El industrial afirmó que el la importación de carne “hasta puede llegar a ser buena si al consumidor le llega un producto con las mismas exigencias sanitarias y a un precio más conveniente”.
-¿Qué espera del mercado japonés que quedó operativo a partir del jueves?
-Creo que no va a ser un disruptivo como lo ha sido China, Estados Unidos en 2002 o como lo fue Rusia en 2008. No tengo esa esperanza, pero sí considero que valorizará algunos productos. Es el principal mercado importador de carnes. Creo que por inercia tienen una demanda insatisfecha que tiene que ver con el producto tradicional uruguayo: la carne producida a pasto. Mucha de esa carne es para industrializar, son grandes consumidores de hamburguesas. Tienen una demanda insatisfecha para ese tipo de producto. Es probable que tratemos de atender esa demanda y también valorizar o generar alternativas a lo que es la carne de alta calidad que hoy tanto movemos para la Unión Europea como para China.
-¿Qué proyecta la industria frigorífica en cuanto a faena de bovinos para este 2019?
-Hay incertidumbre porque no sabemos qué pasará con el clima, con la demanda para el tipo de carne de alta calidad, que son líneas de negocios que dinamizan mucho el ciclo productivo y ante un stock que está históricamente en niveles de machos más bajo. Si hay algo que tenemos para complementar esa caída es tener un ciclo productivo más rápido o por el contrario, lamentablemente, la faena de hembras.
-¿Y en los otros escenarios?
-En un escenario muy optimista podríamos tener la mejor faena, pero es el menos probable. El más probable sería el escenario que arroje una caída no menor al 7% u 8%. En un escenario más pesimista, creemos que estaríamos redondeando los 2 millones de cabezas bovinas industrializadas.
-¿No sería un año malo entonces?
-No sería ni bueno, ni malo. Se puede medir el nivel de faena desde una serie histórica o tomando en cuenta la capacidad instalada de la industria. En términos históricos, no sería un año malo, pero midiéndolo desde el punto de vista de la capacidad instalada, sería un año definitivamente malo y para lo que se ha venido de alguna manera rejuvenecimiento la edad promedio de faena, tendríamos que estar con niveles superiores. Lo interesante de poder faenar categorías más jóvenes es que es un vehículo para aumentar la extracción. El vehículo, en el mejor de los casos, lo estamos usando para mantenerla. Eso es lo malo.
-¿Cómo están pesando los costos en la industria cárnica?
-Sería injusto con la producción si dijera que hoy el problema de la industria frigorífica es el precio del ganado. El problema tiene más que ver con los costos del país, para la industria en la que estamos. Por ahí hay otras industrias que no tienen que ser tan cuidadosas del costo como somos, los frigoríficos, que somos industrias de los centavos. Si uno mira en una serie de años y ve cuál es la incidencia del precio de ganado en las ventas, por supuesto que hay fluctuaciones, que son importantes y que algunas tienen que ver con el resultado mejor o peor de la industria, pero no se puede decir que hoy es el problema determinante.
-En definitiva está diciendo que no es culpa del precio del ganado el mal momento que pasa la industria.
-Si pasáramos a tener un costo país que se asemeje al de nuestros vecinos, con la incidencia que hoy tenemos del precio del ganado, podríamos tener un negocio medianamente razonable. No hay duda que precisamos valorizar la producción, porque de lo contrario no hay proveedor que sea viable. No echaría todas las cosas de los resultados o el mal momento que pasa la industria frigorífica en términos económicos al precio del ganado. Creo que lamentablemente es de las pocas variables en las que los frigoríficos tenemos incidencia porque hay una negociación, pero en similares situaciones de nuestro país o del complejo cárnico en otros años, hemos tenido resultados satisfactorios.
-¿El costo país está pesando cada vez más?
-El problema principal del resultado o la viabilidad de la industria frigorífica es el costo país. Lo que avala eso es que si tomamos el valor agregado promedio de 2018, el novillo tipo fue US$ 242 y el resultado fue malo para la industria. Años anteriores, con igual valor agregado en dólares corrientes, tuvimos buenos resultados. Eso quiere decir que precisamos un margen bruto más grande porque el costo del Uruguay es caro.
-¿Hay espacio para valorizar más la tonelada de carne bovina exportada por Uruguay?
-Siempre hay posibilidades de valorizar más. Si nos comparamos con nuestros vecinos o con nuestros competidores, creo que Uruguay tiene un lugar respetable. El Instituto Nacional de Carnes está haciendo un trabajo muy bueno en promoción, se trabaja en equipos con otros organismos y se trata de nivelar una política sanitaria y comercial para que todos cinchemos para el mismo lado. En este momento estamos llegando a una cantidad de mercados con un nivel de producto que la valorización pasa más por gestiones de mejor acceso (reducción de aranceles), que por otros parámetros.
-Ahí ¿todavía hay mucho por hacer? ¿Qué ejemplo se debería seguir?
-Si tenemos la chance de reducir la cantidad de impuestos que le pagamos a nuestros clientes, vamos a aumentar nuestro ingreso por ventas y el ejemplo que tenemos que seguir es el de Australia. El caso más claro está con el ingreso a Japón donde vamos a pagar 38,5% de aranceles y Australia está entre 12% y 13% más abajo. En los últimos dos semestres aumentó la importación de carnes de Japón de los países que integran el Tratado Asia-Pacífico. Esas compras aumentaron 50%. Los deberes para ser más competitivos están dentro de casa, pero también hacia afuera.
-Aún está el fantasma latente de que Uruguay pueda perder la Cuota 481 de carne de alta calidad de la Unión Europea. ¿Cómo visualiza ese problema?
-El fantasma está ahí, esperemos que no termine de salir nunca. Sabemos que está el mandato de la Unión Europea para llegar a un acuerdo con Estados Unidos, pero no tenemos más que amenazas. El sistema es perverso, porque concentra muchos de los embarques y de la actividad en 30 días y luego 60 días está parado. Uruguay, si bien mantiene una participación respetable cayó en lo que va del año agrícola (junio 2018/julio19). Es una caída acumulada de algo menos de 20%. Es bastante.
-¿A qué se debe esa caída?
-Encontramos el por qué en la concentración de los embarques, en las ventanas y lo riguroso que es el sistema en términos de producción y de edad. No se puede procesar ningún animal que tenga más de 30 meses, habiendo pasado primero cuatro meses en el corral. En ese sentido, la trazabilidad no da cintura a otra lectura y no queda otra.
-Y hablando de trazabilidad ¿cómo cree que está funcionando esa herramienta?
-Creo que funciona bien. Hubo problemas, pero me parece que hoy si hay una herramienta o una fortaleza del complejo cárnico uruguayo ha sido la trazabilidad. Es un error importante y lamentable, que se crea muchas veces que la trazabilidad no está valorizando nuestro producto.
-¿Considera que está valorizando la carne exportada por Uruguay?
-No hay dudas que está valorizando nuestro producto. Todos somos testigos de lo que avanzó Uruguay frente a sus vecinos y eso es un respeto y un reconocimiento al trabajo en la sanidad, pero también en la trazabilidad. Pensar que no valoriza es no validar el ingreso promedio que tienen las carnes uruguayas frente a nuestros competidores. Ha sido una gran herramienta más allá de todo el servicio y la transparencia que le puede dar a la producción ganadera en un país como el Uruguay.
-Frigorífico Pando es un jugador importante en el mercado interno. ¿Cómo analiza el creciente ingreso de carne bovina importada con destino al mercado interno?
-La industria es una gran defensora del libre mercado y con las mismas reglas de juego, es decir con los mismos controles y exigencias que tenemos nosotros para el mercado interno, la respetamos. Hasta puede llegar a ser buena si al consumidor le está llegando un producto con las mismas exigencias sanitarias y a un precio más conveniente.
-Los volúmenes de carne importada no paran de crecer.
-Hoy la importación de carne tiene un mercado respetable dentro del abasto que se asemeja a algo más de un mes entero de consumo de carne, tomando un ciclo anual. El consumidor le ha dado un lugar a esa carne y la aceptó, si es de calidad.
La exportación de ganado en pie “recalentó” el mercado.
El delegado de la Cámara de la Industria Frigorífica (CIF) en la directiva del INAC, exhortó a que el complejo cárnico discuta cuál es la mejor estrategia para Uruguay respecto a la exportación de ganado en pie. Planteó una discusión sincera y objetiva sobre el tema, en base a los estudios y datos existentes. “Parece obvio pero todavía se discute que cuando exportamos un animal en pie se produce una renuncia al valor agregado. Cuando se tiene una renuncia que puede andar en el orden de los US$ 400 por animal en la exportación de ganado en pie, como país se puede entender que es una pérdida o una inversión”, afirmó Urgal.
Si es una pérdida no tiene retorno, si es una inversión, retornará en mayor producción de terneros, “pero eso no ha sucedido”, reconoció.
Según su visión, lo que hizo la exportación de ganado en pie fue “recalentar el mercado de haciendas, donde la industria no puede competir. Una sana competencia sería que los frigoríficos pudiéramos importar ganado en pie y eso tendría consecuencias en el precio del ganado gordo”.
Urgal reclamó que “ese libre mercado no se entiende de esa manera, no podemos operar así y esa renuncia, si se entendiera como inversión, retornaría en más cantidad de terneros. No fue lo que ocurrió”.
Cuidado. A su vez, consideró que el hecho de faenar más vientres, que están sustituyendo a los novillos, “visto desde la industria puede ser pan para hoy y hambre para mañana. De la misma manera que exportar terneros en pie y ahora hablo considerando al criador, puede ser igual”.
Según Urgal, “generar un complejo industrial que no es viable en el tiempo, generará que la industria frigorífica se concentre aún más y que mañana, cuando el socio que compra ganado en pie (léase Turquía) no esté operativo, todo lo que de alguna forma tuvo que invertir el complejo, se pueda devolver en la construcción de precios”.
El industrial reconoció que los frigoríficos tienen necesidad de atender los mercados, pero al mismo tiempo tiene que atender los costos. “Precisamos trabajar a lo largo del mes para poder cubrirlos. Me preocupa la faena de vientres, pero más me preocupa la exportación en pie de machos, porque con la carne de novillo y de razas británicas generamos reputación en el mundo. Esa es la que se nos está yendo en pie”, remarcó Urgal.
Calidad. Uruguay construyó un prestigio en base a la calidad de carne, a sus certificaciones, a la sanidad país y también base a la calidad de animales producidos: razas británicas, producción a cielo abierto, libre de hormonas y anabólicos.
“No solo con calidad se genera prestigio en el exterior, se precisa también llegar con volumen”, advirtió el delegado de la CIF en la junta directiva del INAC.
“No se puede ser una boutique para tres clientes, hay que impactar en el mercado que compra carne, si no se logra ese impacto, no vas a hacerte tu lugar en ese mercado”, advirtió el industrial que está al frente de Frigorífico Pando.
Fuente: El País