De acuerdo con un estudio de la Universidad de Portland y la de Bath
Un artículo publicado recientemente en Frontiers in Nutrition, muestra cómo la información que se facilita en torno al consumo de proteínas cárnicas obtenidas mediante el cultivo en laboratorio es vital para su aceptación. Así, los investigadores de la Universidad de Bath y de Portland entrevistaron a 480 consumidores de EE.UU. mostrándoles los beneficios de este tipo de proteínas cárnicas bajo tres enfoques: el beneficio social, la alta tecnología aplicada en su obtención y asegurando que es un producto similar a la carne obtenida de animales.
El estudio mostró que los consumidores a los que se les presentó este producto y la alta tecnología aplicada en su obtención se mostraron muy poco propensos a consumirla.
El estudio muestra que el 64,6% de los participantes estaban dispuestos totalmente o en parte a probar este tipo de productos, independientemente del enfoque con que había sido presentado. Tan solo el 18,4% se mostró reticente a probarlos y para el 17% no estaban seguros de qué hacer.
En cuanto a si comprarían este tipo de productos habitualmente, el 49% se mostró dispuesto en parte o totalmente, el 24,5% aseguró que no lo haría y el 26,4% estaba indeciso.
Al preguntarles si este nuevo tipo de productos sustituiría su consumo habitual de proteínas cárnicas, el 48,5% aseguró
Al preguntárseles si comprarían carne con regularidad, el 49,1% estaba probablemente o definitivamente dispuesto a hacerlo, el 24,5% probablemente o no estaba dispuesto, y el 26,4% estaba indeciso. Respecto a la voluntad de comer carne como sustituto de la carne convencional, el 48.5% dijo que probablemente estaba o definitivamente dispuesto a hacerlo, el 26.6% probablemente o definitivamente no estaba deseando, y el 24.9% se mantenía en la indecisión.
En cuanto al ámbito demográfico en la aceptación de estos productos, los hombres tenían en promedio más puntos de vista positivos sobre este tipo de proteínas cárnicas que las mujeres. Estas diferencias fueron significativas con respecto a la actitud, la seguridad percibida del producto, el gusto, los beneficios para la sociedad, la voluntad de probar y comprar con regularidad, lreemplazar la carne convencional y la voluntad de comer sobre las alternativas basadas en plantas. Sin embargo, los hombres estaban más preocupados por el costo en comparación con las mujeres.
La edad también fue un factor que afectó las opiniones sobre las proteínas cárnicas obtenidas en laboratorio. Las personas más jóvenes generalmente tenían puntos de vista más positivos que las personas mayores, con una disminución constante de las actitudes en los grupos de mayor edad.
Curiosamente, el grupo de edad de más de 56 años fue una excepción aquí: las personas en este grupo tendían a tener opiniones más positivas que las de los grupos de 36 a 45 y de 46 a 55 años. Se encontraron diferencias significativas en las actitudes de los diferentes grupos de edad en cuanto al gusto, los beneficios para la sociedad, la voluntad de probar, comprar, reemplazar la carne convencional y comerla frente a los productos hechos a base de proteínas vegetales.
Los resultados fueron publicados en la revista Frontiers in Nutrition.