Aunque no se espera crecimiento en el volumen exportado, debido a una primavera fría y a un verano muy cálido, la demanda externa por paltas, clementinas, mandarinas y naranjas sigue alta, lo que asegura buenos precios y una rápida comercialización. Eduardo Moraga Vásquez
Raúl Jofré está a poco más de un mes de iniciar la cosecha. El agricultor se encuentra en la parte alta del valle del Limarí, en el sector de El Palqui. En esa zona de la Región de Coquimbo, tiene tres hectáreas de clementinas de la variedad oro grande.
El Palqui tiene una gran ventaja para la producción de cítricos. Gracias a su altitud y lejanía del mar, cada temporada ve nacer los primores de los cítricos en Chile.
Jofré, en todo caso, está preocupado.
“Tenemos un aporte muy bajo de agua del río Grande. Casi no cayó nieve en la cordillera de los Andes y el riego ha bajado mucho”, sostiene el fruticultor.
Si bien los productores que están bajo el embalse Paloma tienen asegurado el riego por este año, los que están aguas arriba han visto caer a menos de un cuarto su dotación respecto de un año normal.
En la frontera sur de los cítricos, en Peumo, Región de O’Higgins, se observa que la producción viene frenada.
“Aunque nos ha afectado menos como empresa, pues llevamos varios años invirtiendo en riego, se ha notado un menor acceso a agua en Peumo”, advierte Ramón Acuña, gerente contralor de Agrícola La Rosa Sofruco, empresa que tiene 300 hectáreas de naranjos y 250 de mandarinas.
Para los productores de cítricos, la temporada 2020-2021, en todo caso, no tiene por qué ser mala. El mercado internacional se muestra activo, incluso a pesar del coronavirus.
“La demanda de las exportadoras está muy buena y el dólar está a un nivel que nunca pensé verlo, lo que nos ayuda a amortiguar la menor producción de acá en El Palqui”, afirma Jofré.
Manuel José Alcaíno, presidente de Decofrut, tiene una mirada positiva respecto de la nueva temporada de los cítricos.
“Debería ser una buena temporada para el promedio de la industria chilena”, afirma Alcaíno.
En el otro gran fruto invernal de Chile, las paltas, el análisis es similar.
“Aunque la producción chilena tiende a crecer, aunque no fuertemente, el consumo mundial sube mucho más rápido, con nuevos mercados que se abren constantemente”, sostiene Acuña.
Cítricos con partida de caballo inglés
En la primavera todo pintaba bien. La producción de cítricos en 2019 había sido baja, por lo que había razones para prever que el nuevo año sería de altos volúmenes. Una temporada “on” en la jerga frutícola.
De hecho, la primavera confirmó la intuición: los cítricos tuvieron una gran floración.
Sin embargo, de ahí en adelante, el sueño comenzó a disolverse. En octubre, la acumulación de temperaturas en las principales zonas productivas fue relativamente baja, lo que produjo una cuaja peor de lo esperado.
Llegado el verano, las altas temperaturas golpearon nuevamente a los cítricos.
“Se cayó mucha clementina en enero”, explica Raúl Jofré.
El efecto del calor veraniego, aunque en menor medida que en la parte alta del valle del Limarí, también se hizo sentir en el resto de Chile.
“Por lo que he podido ver, los agricultores que comenzaron antes su ciclo tuvieron más problemas en sus volúmenes”, afirma Gonzalo Vargas, asesor en la producción de cítricos y paltos.
A eso hay que sumar el ya mencionado efecto de la sequía, un punto importante, pues los cítricos demandan más agua que otros cultivos como la uva de mesa.
Habrá que estar atentos este jueves, cuando el Comité de Cítricos presentará la primera proyección de producción.
En la industria, en todo caso, se espera un aumento de 15% en mandarinas y clementinas y una caída de 5% en naranjas respecto a 2019, mientras que los limones tendrían un volumen similar.
¿Por qué se apunta a la estabilidad con tantos elementos climáticos en contra? La razón está en que el punto de comparación, el año 2019, no es muy alto y a que se ha seguido invirtiendo en nuevos proyectos citrícolas en búsqueda de negocios más rentables.
“En la zona norte se produjo un cambio importante de superficie de uva de mesa a clementinas o mandarinas en los últimos años. Eso significa que hay muchos huertos jóvenes que están entrando en producción y que compensan las caídas que pueden mostrar agricultores que llevan más tiempo”, afirma José Corral, encargado de la zona norte de la exportadora Subsole.
El mercado rápidamente se dio cuenta. Según explican agricultores, las exportadoras salieron a cerrar acuerdos de comercialización más rápidamente que en años anteriores.
Las proyecciones a estas alturas del año son que las mandarinas estarían en la temporada 2020-2021 con retornos libres a los productores de US$ 1 a US$ 1,1 por kilo. Como referencia, en la campaña anterior se rondó los US$ 0,9 por kilo.
Para un productor eficiente, con una producción de 40 toneladas de mandarinas por hectárea, se estima que el nivel de flotación del negocio está en torno a costos de US$ 0,5 a US$ 0,6 por kilo.
La buena proyección de precios se debe a que la comercialización se ha hecho de mejor forma. El surgimiento de las exportaciones de Perú, que sale antes que Chile, llevó a que en 2018 se produjera una colisión de ambos países en la costa este de Estados Unidos. Ese mercado es, por lejos, el principal destino para la oferta chilena. El precio cayó en forma estrepitosa.
El peor lado del choque se lo llevaron los peruanos, por lo que en 2019 decidieron adelantar su salida para no toparse con la oferta chilena. Adicionalmente los comercializadores de ese país y los chilenos abrieron más despachos en la costa oeste de Estados Unidos y a la Unión Europea, lo que contribuyó a descomprimir la costa este.
En el Comité de Cítricos hay un moderado optimismo respecto de la nueva temporada.
“El mercado para los cítricos en Estados Unidos viene bien. Creemos que la oferta va a estar ajustada a la demanda en cítricos dulces”, afirma Juan Enrique Ortúzar, presidente del Comité de Cítricos.
Si bien la demanda está asegurada, María Inés Figari, presidenta de la Sociedad Agrícola del Norte, advierte del desafío que significa cosechar en este otoño e invierno, en medio de la emergencia del coronavirus.
“Me preocupa que el peak de casos de coronavirus se daría a partir de abril, tal como se proyectan en los modelos de esa enfermedad, pues esa época marca el inicio de la cosecha de los primeros cítricos. Cuidar la salud de los trabajadores es primordial”, señala María Inés Figari.
Paltas con fuerte demanda interna
Con épocas similares de cosecha, las paltas comparten algunos de los problemas productivos que los cítricos en esta temporada.
La sequía se hace sentir en la producción de las regiones de Valparaíso, Metropolitana y de O’Higgins. En la primera, corazón de ese fruto en Chile, es donde más se hace sentir. A la conocida situación de Petorca, se suma crecientemente el valle de Aconcagua.
El frío primaveral y el calor veraniego también hicieron de las suyas con los paltos, especialmente entre los productores que no podan y trabajan con madera vieja.
La producción lleva varios años estacionada, con nuevos proyectos en O’Higgins, pero con caídas en la Región de Valparaíso. En el nuevo panorama, la demanda interna no da visos de aflojar.
Con precios a fines de marzo que superan los $4.000 por kilo en el retail, la posibilidad de exportar sigue a fuego lento.
“En el mercado de Lo Valledor, en Santiago, el retorno por las paltas es similar al que recibe un productor por parte de la exportadora. La gran diferencia es que el pago es inmediato, mientras que una exportadora puede demorar hasta 180 días”, afirma Ramón Acuña, de la Agrícola La Rosa Sofruco.
Los supermercados chilenos también son clientes importantes, aunque sus exigencias son mayores a las de los mercados mayoristas.
Por eso la tendencia a exportar solo cerca de la mitad de la producción chilena debería mantenerse este año.
El proyectado aumento en la producción de California para este año y el progresivo crecimiento de las paltas peruanas no hacen mella en un mercado en que la demanda crece más fuerte que la oferta.
“Chile se ha consolidado en Europa. A pesar del aumento de la oferta peruana, la demanda por paltas chilenas es más alta. Los comercializadores siempre preguntan cuándo va a salir la producción chilena. Viaja muy bien, no se pardea”, explica José Corral.
US$ 1,1
por kilo rondaría el retorno neto a productor en mandarinas, frente a los US$ 0,9 de 2019
Fuente: Revista del Campo. El Mercurio